jueves, 8 de octubre de 2009
La ley de Murphy y la muerte de un poncho
Llevo unos días observando la ley de Murphy. En cuanto salgo de casa empieza a llover y cuando llego a mi destino, la lluvia para como por arte de magia. Por eso ayer, la ley de Murphy pudo conmigo y asistí a la muerte de un poncho. Supongo que os acordáis de mi poncho para la lluvia, ese tan estético a la par que práctico. Si os falla la memoria, clicad aquí. Cuando salí de casa para dirigirme a mi nuevo curso de conversación, comenzó a llover fuerte. Yo acababa de subirme en la bici y en ese momento recordé que la última vez que ví al poncho estaba en una de las alforjas de mi bici, que más que alforja parece el bolso de Mary Poppins. Aliviada me apresuré a por él, pero cuando me lo fui a poner me percaté de que, aparte de que necesitaba un buen planchado, había dos o tres agujeros antes inexistentes (no sabía que las polillas también vivían en las alforjas) De todas formas me lo puse, mejor eso que llegar hecha una sopa, pensé. Craso error. Con el viento que había se levantó el faldón y durante unos segundos conduje a ciegas, con lo que todo el agua que el faldón había recogido me cayó encima cual cubo de agua. Estaba tan cabreada que me bajé de la bici en medio de la calle, hice un burruño con el poncho y lo tiré en la primera papelera que encontré. 3 minutos antes de llegar al curso, dejó de llover y yo y mi reguero de agua entramos en clase. Ahora que mi poncho (ese que me he puesto dos veces) ha muerto... mi próximo objetivo es hacerme con unos pantalones-chubasquero. Hoy mismo me voy al Hema a comprarlos.
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4 comentarios:
mis condolencias
ja, ja, ja. Auténtica Miss Murphy
adiere un megaparaguas a la bici y no te olvides depatentar el invento.
te cedo los rights
Gracias Arthur. Ya te avisaré de la fecha del funeral.
Miss Murphy y yo compartimos el mismo karma.
Xesc, ayer mismo puse en marcha tu idea y casi me escoño...
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