lunes, 2 de abril de 2012

La guardería

Ando liada, liada, liadisisisisma... y además, por si eso no basta, ando también durmiéndome por los rincones, y todo porque mi santa hija está en una fase de "me despierto a las 3 de la madrugada y aquí no duerme ni el tato"...según el tuli, esto es debido a un gen mío, el gen de tocar los...la santa paciencia. Qué cachondo este tuli...
En fin, menos mal que existen esos lugares (para mí ya sagrados) llamados guarderías, donde las malas madres como yo respiran aliviadas cuando dejan a su pequeño vástago y piensan en una tarde libre de placentera siesta o de cualquier otra actividad que no sea la de madre coraje-perpetua. Ojo, que yo adoro a mi hija pero también creo que es sano para todos tener un ratito de tiempo para uno mismo (entre otras cosas para recargar baterías…)

Bueno, las guarderías holandesas son…,como puedo definir esto…, diferentes. En primer lugar está muy mal visto que lleves a tu bebé/hijo/a todos los días de la semana, porque según parece, la psicología tulipana considera que el bebé-niño (hasta los 4 años) tiene que pasar la mayor parte del tiempo en casa, en ambiente familiar. Yo no discrepo, ¿eh? me encantaría poder dedicarme unos cuantos años a cuidar de mis churumbeles sin tener que ganarme el jornal. ¿Pero qué pasa con los papás que trabajan los dos y tienen una jornada completa? De hecho uno de ellos tiene que trabajar a tope para poder pagar la guardería, porque caras… son un rato. Y sí, el gobierno te subvenciona una parte pero todo en función del salario que uno tenga. A ver, para que os hagáis una idea:

En Holanda se paga una media de 250-300 euros al mes por un día a la semana de guardería y por niño. Ahora imaginaos que tenéis tres hijos en edad “guarderil”, y los queréis llevar 2-3 veces por semana, pues hala, a echar cuentas. Menos mal que de momento Sara solo va 2 días porque yo trabajo 2 días en Amsterdam y en casa por las noches y el tuli se puede encargar de ella, que si no…
Además uno puede pensar, bueno, pero la comida está incluida, ¿no? Si con comida os referís al triste sándwich de crema de queso o mermelada, la pieza de fruta y una craker que comen en todo el día… pues sí, esta incluida. A mí es que me da una pena tremenda y ya sé, ya sé que me tengo que adaptar a lo que hay y está claro que Sara tiene que hacer lo mismo que el resto de los niños, y a la vista está que los niños holandeses rebosan salud, pero que me da pena, no lo puedo evitar…en fin, que a comerse el mísero sándwich y a correr.

Otra cosa que me hace gracia es el tema “musical” Aquí otra cosa no, pero lo de cantar canciones a todas horas es de lo mas pedagógico. A mí hasta me preguntaron en el formulario si yo le cantaba al bebé… yo dije que de vez en cuando, vamos, no me paso el día dando recitales y ellos, que sí que sí, que hay que cantar, cantar y cantar… pues nada, cantaremos. Me pregunto si eso tiene que ver con la costumbre de que los niños tienen que saber tocar un instrumento desde corta edad… probablemente.
Después, llegas a la guardería y todos los niños están quietecitos, jugando tranquilamente, cantando canciones, o durmiendo (que eso es otro misterio, ¿como consiguen que todos los niños se duerman a la vez?, ¿les pondrán un somnífero en la leche?) vamos, igualito que en España, que parece que te vas a quedar sordo nada más poner un pie en el jardín de infancia.

A pesar de todas las diferencias y choques culturales he de decir que estoy contenta con la guardería de Sara, sobretodo porque ella se lo pasa genial, es poner un pie allí y pasar de sus progenitores olímpicamente, y eso me gusta, que aprenda a ser independiente y sociable desde pequeñita.